Mira… y sin embargo estoy de acuerdo contigo. Te apoyo… Si yo fuera tú, a la línea del metro que existe le agregaría dos ceros para que en lugar de una línea sean cien. No te peocupes por el tiempo, sobre todo porque creo que debes perpetuarte en el poder, más allá del bien y del mal.
No es que me caigas bien, ni que seas mi líder o pertenezca a tu partido; es que si ponemos las cosas en su lugar, como debe ser, creo que tu posible sustituto puede resultar ser un gran imbécil y como dice Santiago Almada, citando a alguien que no recuerdo “lo peor es un bruto con iniciativa”.
Así las cosas, yo te apoyo y no me voy a hacer preguntas. Sacaré de mi cabeza esas ideas que me hacen pensar en decirte un par de cosas como Dios manda a ver si aterrizas, pero no… Te apoyo, end of story… No te voy a reprochar que subas la gasolina de manera abusiva… Ignoraré los 60,000 nuevos desempleados del año pasado y a los de este les sacaré la lengua. ¡que se jodan!... me haré de la vista gorda cuando Manuel o Jóse o Pedro o Marcos o cualquier hijo de puta me cuente al final de cada quincena que el sueldo se le esfumó al día siguiente de haber cobrado solamente en el pago de los servicios básicos, a saber: agua, luz, casa, teléfono e internet, porque para lo demás (comida, colegio, medicinas, diversión, etc.) tienen que hacer jornadas extras para redondear el sueldo.
Te dejaré en paz, si me haces un favor. Sólo uno. Pequeño, simple: Ejerce tu autoridad. Demuestra que eres el que manda. No tienes que justificarte ante nadie para hacerlo. La Constitución, la vieja y la nueva, te amparan. Hazte valer por el amor de Dios. Da de una puñetera vez el puñetazo en la mesa, que tanta falta hace.
Si no lo haces tú, ahora, en este instante, se te puede hacer tarde a ti y lo que es peor, a nosotros. Y entonces sí que nos joderemos y tendré que contarle historias a los niños sobre cómo la falta de pantalones del que estaba y la sobra de imbecilidad del que vino nos sepultó para siempre.
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